Capítulo 5

Revisé el maldito diario página por página. Cada palabra de ese libro y nada. Nada relevante que me permitiera encontrar PHOENIX, que según J debía de estar en la Academia o en la Sede. Por lo que pude ver por las ventanas esto debía de ser la Sede, además no había habitaciones tan acomodadas en la Academia. Tampoco es que hubiera tenido oportunidad de inspeccionar el lugar para encontrar lo que quería, por lo que no podía descartarlo aun. Si por lo menos tuviera una pista sobre qué buscaba exactamente quizás iría más rápido, esperaba que Marshall me pudiera iluminar el camino.

En resolución ese diario tenía 40 páginas escritas por delante y por detrás, todas hablaban de lo mismo, de Aaron y Sean, como si no tuviera nada mejor que hacer esa niña. Sobre todo porque habla sobre sus constantes peleas que no me extrañaba, la verdad. Lo único que se puede destacar es que aparecen diez nombres diferentes y lo más inusual es que aparecen por orden alfabético, empezando por Aria y acabando con Zatch. Nada más. Ni hojas pegadas, ni papeles escondidos, ni siquiera hojas con tinta invisible, nada.

Acabé por dejar el libro dónde estaba, tal como lo encontré, la verdad podría habérselo dado a alguno de los gemelos, pero era mejor que no supieran que precisamente yo lo había encontrado. No quería llamar la atención y mucho menos la de esos dos. Por lo que lo acomodé todo en su lugar y continué con mi inspección de la habitación. Esa habitación estaba limpia, no había nada fuera de lugar y eso en parte me hacía sentir incómoda como si nadie la hubiera habitado siquiera, solo había ese diario como prueba. En el armario solo había ropa oscura, parecía que no existían más colores, pero tampoco es que me preocupase mucho ese detalle. Lo único que me quedaba era debajo de la cama, puede ser que fuera una miedosa pero no me gustaba meterme debajo de las camas y menos sabiendo que solo tenía los laterales para salir, ya que en los pies de la cama había un ancho baúl vacío, ¿y de qué color?... negro, claro está. Al final inspiré hondo y me deslicé debajo de la cama. Que pudiera ver no había nada interesante, así que hice prisa para salir, con lo que me llevé un golpe en la cabeza con el soporte de la cama, ese golpe hizo que cayera algo al suelo y provocara un fuerte sonido ante el silencioso entorno. Eso hizo que corriera a ponerme rápidamente encima de la cama.
-¡Joder! Que ya no eres una maldita niña, cómo es posible que te asustes más tú sola encerrada en una habitación que estar a las puertas de la muerte, comportate.- me dije entre susurros la reprimenda mientras seguía de pie encima de la cama, esperando que saliera cualquier cosa para atacarme. Relajándome de mi paranoia interior me arrodillé encima del colchón miré desde el borde de la cama para ver qué era lo que cayó. Un colgante. Un colgante plateado en el que colgaba un símbolo tribal, una especie de sol con un fino acabado, era precioso. Lo sostuve delante de mi por no sé cuanto tiempo mientras giraba lentamente. Había un pinchazo en el fondo de mi mente que me decía que ese colgante me era familiar, como si fuera mío, pero eso era imposible ya que nunca conocí a la hermana de los gemelos y no acababa de recordar de qué me sonaba.

Algo frío hizo contacto con mi piel por lo que lo primero que hice por instinto fue abrir los ojos y tomar una profunda bocanada de aire mientras me incorporaba sentada. No me di cuenta que me había quedado dormida mientras observaba el colgante que aun seguía en mi mano derecha, lo miré y luego a la persona que estaba parada a los pies de la cama con un cubo vacío. Pedazo de bruto. Tenía la cierta sospecha que les gustaba despertar a la gente a base de agua y eso me lo pagaría cierta persona. Le dediqué una sarcástica sonrisa y me levanté de la cama, dejando el colgante encima de las sabanas. Sin dirigirle palabra me cambié la ropa empapada por una seca, una camiseta de tirantes y unos pantalones elásticos holgados, junto con unas deportivas, todo de color negro. Cuando estuve lista Sean se giró esperando que lo siguiera hacia lo que sería mi primer día como iniciada. Ese iba a ser un día muy largo y que iba a herir enormemente mi orgullo.

Caminando pasillo tras pasillo por fin salimos al exterior, hacia la Academia que era el grandioso edificio que estaba al lado de la Sede. Bueno para ser más exactos a los pies de la pequeña colina donde se situaba la Sede a lo alto, seguro que para tener una mejor vista de su rebaño. Estuvimos todo el camino en silencio. Ese silencio sería incómodo si me importase, pero tenía cosas más importantes por las que preocuparme como que por todo el perímetro estaba rodeado de guardias armados que iban arriba y abajo vigilando. Cuando tenga que escapar de allí me temo que será una tarea complicada pero no imposible. De repente me estampé contra algo solido que me hizo tambalearme un poco hacia atrás, irrumpiendo así mis pensamientos. Alcé la vista a Sean quien era unos diez centímetros más alto que yo, mirándome de soslayo pude apreciar una sonrisa torcida. Ahora de qué se reía el idiota este, la verdad me hacía querer resoplar todo el tiempo que lo tenía cerca, en cambio solo me dediqué a sonreír. Seguramente era la sonrisa más falsa que él haya visto en su vida, pero a quién le importaba, a mi por supuesto que no.

-Ya hemos llegado a la zona de entrenamiento -se limitó a decirme con otra sonrisa igual de falsa.

Me desplacé hacia un lado para poder ver tras de él, era una explanada pavimentada de gran extensión donde se encontraba gente luchando entre ellos principalmente, los que no luchaban practicaban con armas de fuego y blancas. Todo un campo de entrenamiento para prepara a sus soldados. No es por ser vanidosa pero si esos eran los que tenían que graduarse seguramente yo me graduaría sin problema alguno. Sean me hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera y así lo hice. Nos dirigimos a un lugar más apartado de los demás, donde se disponía una serie de obstáculos de todo tipo y cuando decía de todo tipo era literalmente eso. Había cuatro caminos por donde empezar después lo demás se hacía un lío por lo que tenías que escoger, la verdad no sé cual sería el más bonito, entre llamas, aguas donde no se podía ver nada, enredaderas de metal con púas y no nos dejemos la tabla que conectaba los dos extremos de un gran agujero de seguramente unos 5 metros como mínimo. Ese circuito seguramente me haría sudar la gota gorda del día. La ventaja es que no tendría que fingir ese día que era una completa inútil.

-Para que lo sepas ese agujero mide unos 50 metros de profundidad, el curso anterior lo tuvo que cavar como castigo -me susurró en la oreja, haciendo que un escalofrío me recorriera la espalda. No me gustaba ese tío, hacía que sintiera escalofríos y no me gustaba sentirme así. -Bueno por lo que puedes ver harás una carrera de obstáculos, pero como no tenemos tiempo para que tantees el terreno hoy será tú examen -al pronunciar cada palabra con ese tono irónicamente alegre hizo que me entraran ganas de darle un puñetazo pero me contuve. Simplemente asentí y me coloqué en la marca de salida más cerca que tenía.

-Pero antes que empieces tengo que decirte que tienes tiempo límite y seguir unos pasos obligatorios.

¿Estaba bromeando? Cómo quiere que mientras corra me pare a pensar, oh tengo que ir por aquí porque me lo ha dicho el señorito idiota.

-Tienes 40 minutos para completar el circuito, ida y vuelta, y tienes que pasar obligatoriamente por el alambre, el hoyo, escalar la pared y por supuesto mi favorito, entre las llamas.

Ahora sí que pensaba que era una broma de mal gusto sobretodo porque él lo estaba disfrutando enormemente, capullo, creo que te voy a hacer una lista con las que me vas a pagar. Me centré en planificar bien mi camino, ya que ir y volver en 40 min era casi imposible. Empecé a dar pequeños saltos para ir calentando el cuerpo y moviendo lado y hacia otro para pensar mejor. En primera línea se encontraban el alambre y las llamas, después más abajo estaba la pared junto con otros obstáculos que parecían más sencillos como ir saltando sobre enormes rocas, y por último estaba el hoyo, no había ningún obstáculo más que ese así que tendía que pasarlo dos veces. Haciendo una última mirada a todo, asentí en dirección de Sean quien tenían un cronómetro en la mano y apretó el botón de iniciación.

Corrí tan rápido como mis piernas me permitían sin haber podido calentar antes, opté por elegir las llamas primero, no debía de ser tan difícil, y más si corría rápido. Bueno pues ingenua fui, aun corriendo rápido estar entre llamas me dificultó respirar apropiadamente para poder correr y lo que es peor me costaba respirar a causa del humo, a parte aquel camino parecía interminable. ¿Cuánto debía de llevar 10 metros? Eso daba igual tenía que seguir recto. Mi piel ardía y suerte que me recogí antes el pelo en un moño alto apretado, sino ya estaría quemándose. Después de unos minutos más de correr por fin salí de ese camino envuelto en llamas y me dirigí a mi próximo obstáculo. El siguiente resultó relativamente fácil, deslizarse por debajo de una cuerda, eso sí me hacía ir algo lenta ya que a veces me enredaba en ella, pero la trayectoria no fue muy larga comparada con la anterior. Llegué a la enorme pared que tenía hendiduras en su superficie por lo que me resultó sencillo subir, el problema era cómo bajar si al otro lado era completamente lisa y vertical. No tenía tiempo que perder así que tuve que cogerme del borde colgarme y rezar para que la diferencia de distancia no fuera tan grande como para fracturarme algo. Cuando mis pies hicieron contacto con el duro pavimento estuve apunto de caerme pero en el último momento conseguí estabilizarme y proseguir con mi marcha. Hasta el hoyo que era mi destino final antes de hacer el camino de vuelta había unos veinte metros de carrera lisa. Cada vez que me iba acercando más a la madera que hacía de soporte era que esta se hacía más fina y no tenía muy buen aspecto. Cuando alcancé el borde confirmé mis sospechas esa madera no era más ancha que mi pies, que tampoco es que fuera enorme, y a parte parecía que no estaba en muy buenas condiciones por lo que podría quebrarse en cualquier momento estando yo encima. No sabía cuánto tiempo había pasado así que tenía que ser rápida con un poco de suerte podría ser que esa madera vieja aguantara mi paso dos veces, con un poco de suerte. Respiré hondo por lo que pasé lo más rápido que pude e intentando no ejercer mucha presión, pero resultó inútil porque cuando pisé el otro lado escuché la madera quebrarse y impactar con el fondo de la fosa. También pude oír un “No vale rodear” a lo lejos, tranquilo que no tenía eso en mente. Volviéndome por donde vine sopesé mis probabilidades rápidamente.
1.Podía negarme a seguir, ya que era evidente que Sean hacía todo esto para que me matase.
2.Podría bajar hasta el fondo y volver a subir, ya que había visto una cuerda atada a un árbol.
3.Podría saltar, el camino en la tabla no fue muy largo, unos cinco metros, puede que un poco más que eso, pero no mucho.

Al final opté por la opción más rápida. Saltar. Me situé al lado del árbol para coger carrerilla, eché a correr todo lo rápido que pude, si es que podía correr más rápido, y llegando casi al extremo salté.

3 comentarios:

  1. Madre mía! Necesito saber si Nina llega al otro lado o no y qué pasará con ella y Sean
    La trama es buena, sigue así!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario, me ha animado a querer seguir la historia, ya que no sabía si seguirla o no. Estoy trabajando en escribir el sexto capítulo y espero publicarlo dentro de poco. Muchas gracias de nuevo *-*

      Eliminar
    2. Ya veo que lo has publicado y me había pasado por el capítulo 5 para no perderme en el siguiente
      Me alegra que mi comentario te haya ayudado a querer continuarlo! Además, se lo he recomendado.a un montón de amigas!
      Saludos!!!! :)

      Eliminar