Revisé
el maldito diario página por página. Cada palabra de ese libro y
nada. Nada relevante que me permitiera encontrar PHOENIX, que
según J debía de estar en la
Academia o en la Sede. Por lo que pude ver por las ventanas esto
debía de ser la Sede, además no había habitaciones tan acomodadas
en la Academia. Tampoco es que hubiera tenido oportunidad de
inspeccionar el lugar para encontrar lo que quería, por lo que no
podía descartarlo aun. Si por lo menos tuviera una pista sobre qué
buscaba exactamente quizás iría más rápido, esperaba que Marshall
me pudiera iluminar el camino.
En
resolución ese diario tenía 40 páginas escritas por delante y por
detrás, todas hablaban de lo mismo, de Aaron y Sean, como si no
tuviera nada mejor que hacer esa niña. Sobre todo porque habla sobre
sus constantes peleas que no me extrañaba, la verdad. Lo único que
se puede destacar es que aparecen diez nombres diferentes y lo más
inusual es que aparecen por orden alfabético, empezando por Aria y
acabando con Zatch. Nada más. Ni hojas pegadas, ni papeles
escondidos, ni siquiera hojas con tinta invisible, nada.
Acabé
por dejar el libro dónde estaba, tal como lo encontré, la verdad
podría habérselo dado a alguno de los gemelos, pero era mejor que
no supieran que precisamente yo lo había encontrado. No quería
llamar la atención y mucho menos la de esos dos. Por lo que lo
acomodé todo en su lugar y continué con mi inspección de la
habitación. Esa habitación estaba limpia, no había nada fuera de
lugar y eso en parte me hacía sentir incómoda como si nadie la
hubiera habitado siquiera, solo había ese diario como prueba. En el
armario solo había ropa oscura, parecía que no existían más
colores, pero tampoco es que me preocupase mucho ese detalle. Lo
único que me quedaba era debajo de la cama, puede ser que fuera una
miedosa pero no me gustaba meterme debajo de las camas y menos
sabiendo que solo tenía los laterales para salir, ya que en los pies
de la cama había un ancho baúl vacío, ¿y de qué color?... negro,
claro está. Al final inspiré hondo y me deslicé debajo de la cama.
Que pudiera ver no había nada interesante, así que hice prisa para
salir, con lo que me llevé un golpe en la cabeza con el soporte de
la cama, ese golpe hizo que cayera algo al suelo y provocara un
fuerte sonido ante el silencioso entorno. Eso hizo que corriera a
ponerme rápidamente encima de la cama.
-¡Joder!
Que ya no eres una maldita niña, cómo es posible que te asustes más
tú sola encerrada en una habitación que estar a las puertas de la
muerte, comportate.- me dije entre susurros la reprimenda mientras
seguía de pie encima de la cama, esperando que saliera cualquier
cosa para atacarme. Relajándome de mi paranoia interior me arrodillé
encima del colchón miré desde el borde de la cama para ver qué era
lo que cayó. Un colgante.
Un
colgante plateado en el que colgaba un símbolo tribal, una especie
de sol con un fino acabado, era precioso. Lo
sostuve delante de mi por no sé cuanto tiempo mientras giraba
lentamente. Había un pinchazo en el fondo de mi mente que me decía
que ese colgante me era familiar, como si fuera mío, pero eso era
imposible ya que nunca conocí a la hermana de los gemelos y no
acababa de recordar de qué me sonaba.
Algo
frío hizo contacto con mi piel por lo que lo primero que hice por
instinto fue abrir los ojos y tomar una profunda bocanada de aire
mientras me incorporaba sentada. No me di cuenta que me había
quedado dormida mientras observaba el colgante que aun seguía en mi
mano derecha, lo miré y luego a la persona que estaba parada a los
pies de la cama con un cubo vacío. Pedazo de bruto. Tenía la cierta
sospecha que les gustaba despertar a la gente a base de agua y eso me
lo pagaría cierta persona. Le dediqué una sarcástica sonrisa y me
levanté de la cama, dejando el colgante encima de las sabanas. Sin
dirigirle palabra me cambié la ropa empapada por una seca, una
camiseta de tirantes y unos pantalones elásticos holgados, junto con
unas deportivas, todo de color negro. Cuando estuve lista Sean se
giró esperando que lo siguiera hacia lo que sería mi primer día
como iniciada. Ese iba a ser un día muy largo y que iba a herir
enormemente mi orgullo.
Caminando
pasillo tras pasillo por fin salimos al exterior, hacia la Academia
que era el grandioso edificio que estaba al lado de la Sede. Bueno
para ser más exactos a los pies de la pequeña colina donde se
situaba la Sede a lo alto, seguro que para tener una mejor vista de
su rebaño. Estuvimos todo el camino en silencio. Ese silencio sería
incómodo si me importase, pero tenía cosas más importantes por las
que preocuparme como que por todo el perímetro estaba rodeado de
guardias armados que iban arriba y abajo vigilando. Cuando tenga que
escapar de allí me temo que será una tarea complicada pero no
imposible. De repente me estampé contra algo solido que me hizo
tambalearme un poco hacia atrás, irrumpiendo así mis pensamientos.
Alcé la vista a Sean quien era unos diez centímetros más alto que
yo, mirándome de soslayo pude apreciar una sonrisa torcida. Ahora de
qué se reía el idiota este, la verdad me hacía querer resoplar
todo el tiempo que lo tenía cerca, en cambio solo me dediqué a
sonreír. Seguramente era la sonrisa más falsa que él haya visto en
su vida, pero a quién le importaba, a mi por supuesto que no.
-Ya
hemos llegado a la zona de entrenamiento -se limitó a decirme con
otra sonrisa igual de falsa.
Me
desplacé hacia un lado para poder ver tras de él, era una explanada
pavimentada de gran extensión donde se encontraba gente luchando
entre ellos principalmente, los que no luchaban practicaban con armas
de fuego y blancas. Todo un campo de entrenamiento para prepara a sus
soldados. No es por ser vanidosa pero si esos eran los que tenían
que graduarse seguramente yo me graduaría sin problema alguno. Sean
me hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera y así lo hice.
Nos dirigimos a un lugar más apartado de los demás, donde se
disponía una serie de obstáculos de todo tipo y cuando decía de
todo tipo era literalmente eso. Había cuatro caminos por donde
empezar después lo demás se hacía un lío por lo que tenías que
escoger, la verdad no sé cual sería el más bonito, entre llamas,
aguas donde no se podía ver nada, enredaderas de metal con púas y
no nos dejemos la tabla que conectaba los dos extremos de un gran
agujero de seguramente unos 5 metros como mínimo. Ese circuito
seguramente me haría sudar la gota gorda del día. La ventaja es que
no tendría que fingir ese día que era una completa inútil.
-Para
que lo sepas ese agujero mide unos 50 metros de profundidad, el curso
anterior lo tuvo que cavar como castigo -me susurró en la oreja,
haciendo que un escalofrío me recorriera la espalda. No me gustaba
ese tío, hacía que sintiera escalofríos y no me gustaba sentirme
así. -Bueno por lo que puedes ver harás una carrera de obstáculos,
pero como no tenemos tiempo para que tantees el terreno hoy será tú
examen -al pronunciar cada palabra con ese tono irónicamente alegre
hizo que me entraran ganas de darle un puñetazo pero me contuve.
Simplemente asentí y me coloqué en la marca de salida más cerca
que tenía.
-Pero
antes que empieces tengo que decirte que tienes tiempo límite y
seguir unos pasos obligatorios.
¿Estaba
bromeando? Cómo quiere que mientras corra me pare a pensar, oh tengo
que ir por aquí porque me lo ha dicho el señorito idiota.
-Tienes
40 minutos para completar el circuito, ida y vuelta, y tienes que
pasar obligatoriamente por el alambre, el hoyo, escalar la pared y
por supuesto mi favorito, entre las llamas.
Ahora
sí que pensaba que era una broma de mal gusto sobretodo porque él
lo estaba disfrutando enormemente, capullo, creo que te voy a hacer
una lista con las que me vas a pagar. Me centré en planificar bien
mi camino, ya que ir y volver en 40 min era casi imposible. Empecé a
dar pequeños saltos para ir calentando el cuerpo y moviendo lado y
hacia otro para pensar mejor. En primera línea se encontraban el
alambre y las llamas, después más abajo estaba la pared junto con
otros obstáculos que parecían más sencillos como ir saltando sobre
enormes rocas, y por último estaba el hoyo, no había ningún
obstáculo más que ese así que tendía que pasarlo dos veces.
Haciendo una última mirada a todo, asentí en dirección de Sean
quien tenían un cronómetro en la mano y apretó el botón de
iniciación.
Corrí
tan rápido como mis piernas me permitían sin haber podido calentar
antes, opté por elegir las llamas primero, no debía de ser tan
difícil, y más si corría rápido. Bueno pues ingenua fui, aun
corriendo rápido estar entre llamas me dificultó respirar
apropiadamente para poder correr y lo que es peor me costaba respirar
a causa del humo, a parte aquel camino parecía interminable. ¿Cuánto
debía de llevar 10 metros? Eso daba igual tenía que seguir recto.
Mi piel ardía y suerte que me recogí antes el pelo en un moño alto
apretado, sino ya estaría quemándose. Después de unos minutos más
de correr por fin salí de ese camino envuelto en llamas y me dirigí
a mi próximo obstáculo. El siguiente resultó relativamente fácil,
deslizarse por debajo de una cuerda, eso sí me hacía ir algo lenta
ya que a veces me enredaba en ella, pero la trayectoria no fue muy
larga comparada con la anterior. Llegué a la enorme pared que tenía
hendiduras en su superficie por lo que me resultó sencillo subir, el
problema era cómo bajar si al otro lado era completamente lisa y
vertical. No tenía tiempo que perder así que tuve que cogerme del
borde colgarme y rezar para que la diferencia de distancia no fuera
tan grande como para fracturarme algo. Cuando mis pies hicieron
contacto con el duro pavimento estuve apunto de caerme pero en el
último momento conseguí estabilizarme y proseguir con mi marcha.
Hasta el hoyo que era mi destino final antes de hacer el camino de
vuelta había unos veinte metros de carrera lisa. Cada vez que me iba
acercando más a la madera que hacía de soporte era que esta se
hacía más fina y no tenía muy buen aspecto. Cuando alcancé el
borde confirmé mis sospechas esa madera no era más ancha que mi
pies, que tampoco es que fuera enorme, y a parte parecía que no
estaba en muy buenas condiciones por lo que podría quebrarse en
cualquier momento estando yo encima. No sabía cuánto tiempo había
pasado así que tenía que ser rápida con un poco de suerte podría
ser que esa madera vieja aguantara mi paso dos veces, con un poco de
suerte. Respiré hondo por lo que pasé lo más rápido que pude e
intentando no ejercer mucha presión, pero resultó inútil porque
cuando pisé el otro lado escuché la madera quebrarse y impactar con
el fondo de la fosa. También pude oír un “No vale rodear” a
lo lejos, tranquilo que no tenía eso en mente. Volviéndome por
donde vine sopesé mis probabilidades rápidamente.
1.Podía
negarme a seguir, ya que era evidente que Sean hacía todo esto para
que me matase.
2.Podría
bajar hasta el fondo y volver a subir, ya que había visto una cuerda
atada a un árbol.
3.Podría
saltar, el camino en la tabla no fue muy largo, unos cinco metros,
puede que un poco más que eso, pero no mucho.
Al
final opté por la opción más rápida. Saltar. Me situé al lado
del árbol para coger carrerilla, eché a correr todo lo rápido que
pude, si es que podía correr más rápido, y llegando casi al
extremo salté.
Madre mía! Necesito saber si Nina llega al otro lado o no y qué pasará con ella y Sean
ResponderEliminarLa trama es buena, sigue así!!
Muchas gracias por tu comentario, me ha animado a querer seguir la historia, ya que no sabía si seguirla o no. Estoy trabajando en escribir el sexto capítulo y espero publicarlo dentro de poco. Muchas gracias de nuevo *-*
EliminarYa veo que lo has publicado y me había pasado por el capítulo 5 para no perderme en el siguiente
EliminarMe alegra que mi comentario te haya ayudado a querer continuarlo! Además, se lo he recomendado.a un montón de amigas!
Saludos!!!! :)