Capítulo 6

Para ser realistas mi plan de saltar el hoyo no fue una de mis mejores ideas, lo reconozco, pero tampoco tenía muchas opciones con un señorito que se proponía ¿matarme?¿descuartizarme?¿destrozarme?, aún lo estoy decidiendo pero por ese camino. En definitiva salté. Algo realmente estúpido ya que como mucho logré cubrir la mitad del diámetro, por lo que caí. Como un peso muerto me vi arrastrada hacia las profundidades de un futuro bastante oscuro. ¿Sabéis eso que dicen que antes de morir rememoras a cámara rápida todo lo que has vivido? Pues es mentira o puede que sea el bicho raro del mundo porque lo único que puede ver fue el cielo azul claro despejado de cualquier nube, una última vista hermosa. Exhalando un último suspiro cerré los ojos y aguardé a que viniera lo que me esperaba después de una caída de unos ¿cincuenta metros?

Pero el destino tenía un humor demasiado negro o más bien una persona que su nombre empezaba por Se y acababa en an. Juro que cuando tenga la primera oportunidad de rebanarle el cuello lo haría sin pestañear siquiera. El motivo de mi indignación es que a unos cinco metro de profundidad del hoyo había una red de cuerdas, con unas oberturas anchas pero no lo suficientes como para que yo me escurriera entre ellas y él lo sabía perfectamente.

-Lástima ibas muy bien, aún te sobraban unos quince minutos -me gritó desde el bordé del hoyo.

¿Era en serio? Encima se cachondeaba de mi, ahora mismo acababa de ascender al segundo puesto de personas que tenía pendientes matar. Aferrándome con fuerza a las cuerdas para controlar la rabia tuve que hacer ese estúpido ejercicio de respiraciones que me enseñó Jota para no empezar a gritar y blasfemar en contra de Sean, odiaba que jugaran conmigo y él no sería la excepción de oro. Aproximadamente unos dos minutos después una cuerda se deslizó en mi lado izquierdo, por lo que tuve que rodar sobre la red si quería acercarme a la cuerda sin caerme. Cuando estuve apunto de llegar al borde una mano se extendió para ayudarme a subir, supongo que le tenía que conceder el ayudarme por lo menos, pero eso no lo borraría de mi lista y mucho menos lo bajaría del ranking. No obstante, mi caballero no era Sean. Era un chico un poco más alto que yo, tonificado y de anchos hombros, con la misma ropa negra que parecía pirrarles a todos en aquel lugar. Alrededor del metro ochenta, rubio y pelo alborotado, ojos marrones, con una sonrisa que haría que se te derritieran las piernas y sobre todo con el hoyuelo que se le formaba en el lado derecho de la mejilla. No sé quién era pero mientras se mantuviera callado y sonriente me encantaba. Pena que había una tercera persona ahí que tenía que interrumpir el momento.
-Bueno Nina has demostrado mucho...¿entusiasmo? Al realizar esta prueba, y al parecer no tenías que volver a hacer el mismo recorrido, error mío -al pronunciar esas dos últimas palabras noté un tono sarcástico que no intentó disimular, como lo odiaba.- La buena noticia es que has pasado la primera prueba por lo que puedes empezar a entrenar con los demás, si continuas con ese entusiasmo seguro que alcanzas a los demás enseguida.
Intentó darme unas palmaditas inocentes como si nada pero posiblemente mi mirada de perra rabiosa le detuvo a medio camino por lo que dirigió su atención al chico rubio, por lo que acabé totalmente ignorada por los dos. No sé si prefería que me prestaran atención y me quisieran matar o que pasaran olímpicamente de mi. Por lo menos averigüé que él rubiales se llamaba Ashton. Era un iniciado igual que yo, que también se graduaba este año. A parte de eso lo demás que llegué a comprender era que todo estaba listo para la expedición de esta noche y que se habían confirmado híbridos voladores en la zona restringida. Para explicarlo de la manera más sencilla los híbridos son animales del bosque del este, los llamamos así porque los animales se pueden cruzar con diferentes especies por lo que se pueden encontrar híbridos de cualquier tipo. Lo que no entendía era por qué le interesaban los híbridos que podían volar, la expedición que habían mencionado y qué era eso de la zona restringida. Supongo que mientras no estuviera envuelta en todo ese lio me iría bien, no me apetecía adentrarme en el bosque del este, allí no pasa nada bueno y lo digo por experiencia. De repente los dos que iban encabezando el camino hacia la zona de entrenamiento se detuvieron y Sean se dirigió hacia mi.

- No sé si te lo han comentado pero todo iniciado tiene que haber estado como mínimo unas cinco veces en el bosque del este y como tú te acabas de incorporar tendrás que ir a todas las expediciones que hagamos si quieres promocionar -me dedicó una deslumbrante sonrisa y prosiguió junto con Ashton su marcha.

El día de hoy ya no me podría ir peor o eso esperaba. Desgraciadamente parecía que ese no era mi día porque justamente me uní al grupo de entrenamiento cuando estaban en sesiones de lucha. Las normas eran sencillas siempre el mismo número de combatientes en los bandos, por lo que podía haber cinco grupos con tres personas luchando en cada uno, y ganaba quien noqueaba a los oponentes. Aunque también estaba el punto de matar a tu oponente ya que se podían usar armas, pero eso se sancionaba con ir a todas las expediciones del curso por lo que frenaba a la mitad de iniciados. Las sesiones se hacían en un cubículo marcado con cinta roja, los que no participaban estaban alrededor observando, si se pisaba o se salía de la cinta estabas eliminado dejando a tu grupo en desventaja. Todos los iniciados tienen que haber ganado por lo menos un combate sino están obligados a combatir hasta que ganen. En resumidas cuentas este día apestaba, sobre todo porque voy a tener que dejar que me pateen el culo más de una vez.

Hubo dos combates antes de que me llamaran al podio, de esos dos combates los ganó la misma persona, Traton. Un chico de una fuerza bruta impresionante parecía ser el favorito de esta promoción, y me tocó combatir con él. En serio ese día parecía el día de “vamos a intentar matar a Nina”. Solo podía rezar para que no me noqueara como a los dos anteriores a mi, que los tuvieron que llevar a la enfermería a ver si recuperaban la consciencia para acabar la sesión de entrenamiento.
Los dos primeros minutos iba bien, le esquivaba los golpes por los pelos haciendo que el golpe solo fuera una rozadura, pero no me podía pasar todo el día esquivando sería demasiado obvio así que tuve que dejar que me golpeara. Por suerte Traton solo tenía fuerza bruta, su rapidez y reflejos eran malísimos, por lo que podía controlar los daños y las zonas donde me iba a golpear, aún así los golpes seguían doliendo y no me quería imaginar lo que dolerían si los recibiera tal como Traton quería. A los diez minutos Traton se propuso darme una patada en las costillas, lo sabía porque parecía que era el único lugar donde sabía patear, por lo que me agaché pretendiendo que no me daba cuenta de su maniobra y realizando una contra él que sabía que no llegaría a finalizarla. Me golpeo con fuerza en todo el costado de la cabeza haciendo que me deslizara por el suelo por la potencia del golpe. Eso aún no me noqueo pero pretendí que sí, aunque no estaba muy lejos de perder el sentido ya que se acercó a mi y empezó a darme patadas al estómago. Hasta que por fin al instructor le dio la repentina idea de que yo ya no podía luchar más. Me arrastraron fuera de la cuadrícula e hicieron que oliera algo que casi me asfixiaba, por lo que abrí los ojos y la boca de golpe, todo seguido empecé a toser y a escupir sangre. Me dolía todo, así que pasaba de perder el próximo combate, ya había tenido suficiente con la paliza que me había propiciado Traton.

Mi segundo combate no tardó mucho en llegar. Apenas podía sostenerme en pie y mucho menos caminar sin hacer zig-zag y lo peor de todo era que mi oponente, Jessica, había elegido luchar con cuchillos. Un día de mierda, lo que había dicho desde el principio.

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