Prólogo

Sentí una suave brisa y vi los primeros rayos del crepúsculo surgir por el horizonte. Había vuelto. Sonriendo en mi interior, pensé en todos los recuerdos que me traían las calles donde crecí. Estaba como lo dejé solo que más deteriorado por el paso de los años. Sabía que era un riesgo pasearse por un lugar controlado, más si querías evitar ser capturado por los guardias de los Celestiales. Un nombre egocéntrico por su parte. Aunque estaba allí en ese mismo momento porque precisamente quería que me encontraran. Cosa que no se esperarían.
Caminé entre los edificios que quedaban en pie, no había nadie, no había ruido, podría haber sido perfectamente una ciudad fantasma de no ser por las cámaras y detectores de movimiento que había escondidas por todo el perímetro. Iba con una túnica que cubría todo mi cuerpo junto con una capucha, que facilitaba ocultar mi rostro de las cámaras. Transcurrieron exactamente 20 minutos desde que entré en la zona, sabía que no tardarían en aparecer los guardias para atraparme. En el silencio que producía la soledad del lugar percibí un ligero ruido, y supe que la caballería había llegado. Para disimular mis intenciones empecé a andar con rapidez entre los edificios, comprobando de vez en cunado que no tenía a nadie detrás de mi. Estuve dando un par de vueltas por las calles que conocía como la palma de mi mano. Las ventajas de haber sido una huérfana callejera que sobrevivía robando y huyendo. Una vez mi respiración empezó a acelerarse me detuve durante un momento, pensado que ya iba siendo ahora de dejarse de tonterías. En el instante que me detuve aparecieron los guardias, rodeándome sin dejarme ninguna salida. Vestidos con sus trajes oscuros, fabricados con hilos hechos de la madera de los bosques del este, la única distinción de los guardias de otros territorios era el símbolo que tienen en el lado izquierdo del pecho, estos tenían una circunferencia que rodea un árbol partido por la mitad, donde la ruptura tiene forma de zigzag, formando un rayo. Ese era el emblema de los que habitaban en el territorio de los Celestiales . Volviendo al asunto importante, solo puedo decir que empiece el espectáculo. Mientras comenzaba a mirar frenéticamente a mi alrededor para buscar una escapatoria que sabía perfectamente que no encontraría, pero tenía que ser lo suficientemente convincente. Igualmente para dar más credibilidad a mi captura casual corrí hacia una dirección cualquiera, con la certeza que me dispararían una anestesia, para poder capturarme con vida. Al empezar a correr noté que algo se había clavado en mi hombro derecho, poco a poco sentí como la droga hizo efecto en mi organismo, haciendo que perdiera la visión, convirtiendo esta en un borrón, hasta llegar lentamente a la oscuridad. Caí inconsciente en el duro suelo, sin saber bien lo que harían conmigo, pero solo había una certeza en mi mente, estaba dentro, como había planeado. En ese momento empezó el juego.

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